LA TELARAÑA: El pezón de los años

jueves, junio 14

El pezón de los años

La Telaraña en El Mundo.

El saldo de las cosas debiera ser la resultante anímica de alguna operación contable. Eso piensas, pero no. Algo se te descuadra cuando sumas al rescate o al préstamo -que eso ya se verá- de España, la sucesión vertiginosa de acontecimientos posteriores.
El partido contra Italia, ese duelo sin más riesgo que una prima común y casi hermana. El séptimo desembarco de Rafael Nadal en las arenas, no de Normandía, sino de Roland Garros, París, Francia. La agónica carrera del Ferrari de Fernando Alonso en la artificial Isla de Notre-Dame, que no está junto al Sena, sino en Canadá. Valiente sesión continua de éxitos o fracasos.
O de nada de eso. Porque la cosa va de balances. Y sucedió, en algún instante que ahora no ubico, que apareció Madonna mostrando el pezón derecho en pleno concierto, en Turquía, y ahí todo cobró un nuevo sentido. En ese pezón me miré un rato. En ese pezón me flagelé, sin devoción, un rato largo. En ese pezón vi pasar cincuenta y tantos años y me dije que la gloriosa decadencia de una ubre arrugada es como el estertor de una civilización exhausta. Nos quedan sus ruinas y en ellas estamos. No me lamento, claro, porque no hay balance más noble que el estupor por la belleza perdida y, ahora sí, inalcanzable.


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