Los colmillos de la usura
La Telaraña en El Mundo.
Me sentía con
ánimos, pero fracasé. Y eso que el plan era sencillo. Escogí una docena de
conocidos analistas -españoles y extranjeros, por si acaso- y fui desgranando
sus opiniones sobre la crisis del euro, el rescate de los bancos en llamas, la
ficción de una Europa sin Alemania o de una Europa sin europeos, la necesidad de
una unión fiscal, las inyecciones de capital y hasta el pánico generalizado a
los corralitos de la miseria.
Tanta lectura no
me sirvió para nada, porque no se aprende de quien no se explica ni quiere; de
quien, con sus teorías, construye un mundo y luego intenta venderlo como el
único posible. No suele ser así. Pero además está el hastío ante tanta
arbitrariedad aplicada, ante tanta Hidra policéfala, sin más cerebro que unos
colmillos teñidos por el grumo rojo de la usura o la sangre. Toda una pesadilla
de la que escapé rápido.
No se me ocurrió
otra que visitar a algunos médicos y dejar que me hablaran sobre su indignación
y temores. Pero no habrá huelga, o eso creo, porque Bauzá y Castro darán
marcha atrás y harán lo que debieron hacer desde el principio. Sentarse a
negociar todo lo posible y algo más. Les va la salud de mucha gente y, quizá, también
la suya. La legalidad deberá esperar.
Etiquetas: Artículos
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