Descenso a los infiernos
La respuesta al debate de los sábados en El Mundo: ¿Cree que los diputados de Baleares que tienen otros sueldos deben renunciar a los 1.900 euros que cobran al mes?
No. Siempre hay argumentos válidos o, al menos, llamativos, para llegar, sin pudor alguno, a cualquier conclusión, incluso a la más disparatada. Por ejemplo, ¿por qué iban ellos -los padres de nuestra anecdótica patria- a renunciar a su soberbio y florido sueldo si, como parece, aquí nadie renuncia voluntariamente a nada?
A ver. Pensemos
en los funcionarios. Les han quitado una paga, una de catorce, cuando un año
tiene doce meses y aún les quedan trece pagas -vacaciones incluidas- y sólo
basta echar un vistazo a las noticias para asumir que no lo llevan demasiado
bien, que no lo aceptan en modo alguno, vamos, y que están dispuestos tanto a
invadir Cort, lo hicieron anteayer, como a manifestarse a diario y cortar vías
públicas y hasta presentarse -todos a una, como en Fuenteovejuna- al multitudinario
encuentro que se está preparando alrededor del Congreso de los Diputados, allá
en Madrid, para no sé qué día de Septiembre, y, en fin, que quizá no cobren,
pero es obvio que no renuncian a ello y que hacen bien, claro que sí, aunque no
creo que exista ninguna ley -que no sea la suave inercia del viento a favor, el
fervor histórico del 18 de Julio, la empatía familiar de la Navidad o los
pactos laborales con los sindicatos- que sostenga su ira. Pero yo comprendo su
malestar. Aquí nadie renuncia a nada, ya lo dije.
Pero descendamos
a las mazmorras de la realidad. Se me podrá objetar, y no sin razón, que los diputados
no son funcionarios y que tienen otros muchos privilegios, que su caso es un
aparte y que, de hecho, cobran esos 1900 euros aunque tengan otros trabajos y
sueldos. O sea, que ese dinero es sólo -iceberg, aparte- por asistir a los
plenos y aplaudir o abuchearse, votar lo que les digan y hasta twitearnos, si procede, sus apoteósicas impresiones.
Todo un suplicio, en efecto. Que no renuncien, pues. Pero que baje alguien de
dónde sea y se los lleve a todos al infierno. Como mínimo.
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