Agosto es como
una gota de sudor. Empieza a crecer con lentitud, sin apenas moverse, hasta
que, por su propio peso, se despereza, acelera, estalla y ya es Septiembre. En
ese intervalo físico -y síquico- andamos, ahora, con la certeza de que nada de
lo que ocurra en este mes es, de hecho, definitivo. La realidad vendrá luego,
con el regreso a la inercia de los días más allá de las vacaciones y el ocio,
la reactivación del actual mercado al ralentí, el despertar nervioso de lo que
solemos llamar la normalidad, sin que sepamos muy bien por qué.
Hay, pues, que
observar el paisaje como si estuviera detenido o, quizá, entre paréntesis.
«Interligare». Ahora no sé si se trata de una casa de espionaje o de una web de
tórridos encuentros en la Red. Está claro que la política apesta.
Mientas tanto, se
van desvelando los detalles -los números siempre cantan- de cómo Antich y la cuadrilla del Pacte afrontó
la crisis con toda una loa al despilfarro. Entre otras lindezas y
endeudamientos, se aumentaron un 31% los gastos en personal, siempre bajo la
divisa de repartir el dinero a su particular antojo. No sé si denunciarlo nos
ayuda o no, porque aún no hay forma de exigirles responsabilidad penal a los
políticos por la mala gestión de nuestro dinero. Pero urge que la haya pronto y
con carácter retroactivo, por supuesto.
Etiquetas: Artículos
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home