Palma renacida
La Telaraña en El Mundo.
Abres los ojos,
palpas el sudor en el ambiente y en tu piel y desistes o, quizá, desistirías,
si no fuera porque sabes que, al margen de las sucesivas olas de calor de estos
días olímpicos, siempre te espera algo o alguien -una gabela, una sonrisa
imprevista, un encuentro afortunado- en cualquier parte.
También sabes que
no recibirás ninguna medalla de oro, plata o bronce por pagar -sin demagogias-
el carro de la compra en el supermercado, la factura del café y la música
callejera -qué horror- en las terrazas de Palma, la actividad inusual de una
ciudad, que no sé si estaba muerta, pero que ha renacido, cuando el sol retira
su ejército de llamas y decides, entonces, salir al amparo de la oscuridad nocturna
y coincides con una muchedumbre inverosímil, que te acaba acompañando como si
te buscara igual que tú, tal vez, también la buscabas. O sea, sin saberlo.
Etiquetas: Artículos
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