LA TELARAÑA: Cirugía y rentabilidad

sábado, agosto 25

Cirugía y rentabilidad


La respuesta al debate de los sábados en El Mundo: ¿Cree que el Govern debe financiar con 30 millones públicos IB3?
  
  Sí. Las leyes del mercado son tan simples que casi nos avergüenza tener, otra vez, que recordarlas. No hay empresa -pública o privada- que merezca nacer, salir adelante, sostenerse y evolucionar en el tiempo si, como mínimo, no cubre costes; es decir, se puede mantener un chiringuito por muchos motivos confesables, o no, incluido el amor altruista al arte o al prójimo, pero lo que no es de recibo es hacerlo a costa de ese supuesto arte o de ese prójimo, de su dinero espolvoreado como si no fuera de nadie -con poca o nula gracia y sin pudor alguno- por entre las alambicadas veredas de los presupuestos generales. Así de fácil. O quizá no tanto.
 Porque, luego, uno le pega un vistazo a la fotografía de la llamada Mesa Audiovisual y no le queda otra que echarse a temblar. O a reír. O a llorar. Ignoro qué extraños designios, qué ocultos intereses, qué cúmulo de azares o qué sucesión de malentendidos pueden acabar reuniendo, entre otros, a Paula Serra, a Jacinto Farrús, a Jaume Rodríguez (de Apaib), al conseller Antonio Gómez y al director de la Oficina de Control Presupuestario, Joaquín García, con un fiambre como IB3 sobre la camilla de operaciones y sin saber, ni por asomo, si sólo suturar o extirpar, si anestesiar o, ya puestos en faena, si amputarle todo lo que se le pueda y más a tan indescriptible paciente.
 Pero a mí me gusta que siempre haya un dial más en pantalla; al menos, si nos ofrece, como en los últimos tiempos, unos informativos no del todo deleznables y hasta alguna que otra buena película en versión bilingüe. O sea, en castellano. Sólo se trata, pues, de gestionar los 30 millones de euros (frente a los 60 del anterior gobierno) para que no se agoten en sí mismos y produzcan alguna plusvalía, aunque sea en forma de trabajo para quien se lo merezca y no para quien se apunta a todo, sólo por ver si cae algo, que algo siempre cae. Esa es la disyuntiva, y casi que no hay otra.