Resulta muy tierno y alentador que haya días para casi todo.
O para todo. Porque no hay ni un día que, bien como efemérides, pretexto u
advertencia, no sea «día de algo». ¿De qué? De lo que sea. Así, por ejemplo, el
miércoles fue Día Europeo de las Lenguas y el asunto, claro, le sirvió a la
Obra Cultural Balear para colarnos la letanía habitual de su llanto victimista.
Sucede, pues, que siempre habla quien menos debe, pero es
así como andan o naufragan las cosas en estas islas nuestras, o quizá suyas,
donde los ofendidos susurran para acabar callando y los ofensores, todo lo
contrario. No aceptan que el concurso de 35 plazas para la Policía Local de
Cort obvie la exigencia del catalán. Como si su trabajo y hasta las multas -y
las porras, si proceden- fueran un asunto lingüístico.
Pero las algaradas deben ser productivas y quien no llora,
no mama, y hoy cae una subvención y mañana otra; pero el dinero vuela y hay
muchas bocas que alimentar y muchos socios y allegados y afines y adjuntos. A
la OCB le pasa como al mismo Govern de Bauzá,
al que tanto critica: que no hay forma de contentar a todos y, a la vez, de
ajustar el presupuesto. Es difícil cuadrar una contabilidad con los asientos ya
marcados. Y en rojo pasión, además.
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