«Métete en hielo y sal candente». No sé cuántas veces he
usado está «nótula» de Cristóbal Serra
como cita escogida. Han sido muchas, aunque no, quizá, las suficientes. Nada es
suficiente, cuando la vida nos deja a solas con las palabras y con el recuerdo
de lo que nos sugirieron. Es algo muy difícil de explicar y hasta de aceptar.
Pero no parece que a la muerte le importe mucho que la aceptemos. En absoluto.
Me dejó alicaído la noticia de su óbito. Pero me fui a
buscar las ideas -y las palabras- en sus libros y en los textos que le he ido
dedicando, no siempre de forma consciente. La literatura es una vieja puta sin
precio, escribí hace mucho en una reseña sobre su obra, añadiendo que no bastan
unas monedas para poseerla y ponerse a danzar sobre su vientre. Esta frase le
gustó a Cristóbal, o eso me dijo, pero en su sonrisa adiviné que andaba muy
lejos de lo que llamamos literatura y muy cerca de cuanto nos remite a la
Quimera, ese monstruo mitológico y ese objeto de deseo, esa mirada interior que
sólo concluye cuando nos culminamos. Quizá nunca. O ahora.
Hablé con él, por teléfono, el pasado 7 de junio. Me despedí
con la promesa de visitarle en breve. No ha sido así. Algo en su tono de voz me
dijo que el tiempo de los libros ya había pasado y que el de la Quimera no
había hecho sino empezar. Descanse en paz, Maestro.
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Que nos insulten a unos cuantos -de hecho a todos- es irrelevante, pero que hablen así de un fallecido sólo tiene un calificativo: repugnante. El Lobby per L´Indepèndencia en toda su esencia.
Etiquetas: Artículos
2 Comments:
"Vicent Partal: Una injecció moral", dice.
Me temo que a este perfecto Partal le gusta saltarse la casilla de las virtuosas costumbres, porque no veo posible una moral del insulto y la vejación.
Y una cosa más...
¿Le gusta a Partal jugar a ser Dios? ¿Quién es él para hablar, entre otras cosas, de piedad merecida?
¿Todos los que no opinamos como él deberíamos aplicar su misma justicia o por el contrario ser clementes y sólo permitirnos calumniarle en vida?
Ah! Qué se yo!
Cristóbal Serra, usted descanse en paz.
Un saludo y un fuerte abrazo, amigo Juan.
Abrazo doble!!!!
Juan
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