Los candados imaginarios
La Telaraña en El Mundo.
Si tuviera que ir a todos los actos culturales,
presentaciones de libros, tertulias y encuentros varios, a los que me invitan -sobre
todo, vía Facebook- es muy posible que, además de volverme no sé si mucho más
sabio o si loco, no tuviera tiempo para escribir estas ingrávidas columnas. El
tiempo, aquí, es como el espacio, algo muy relativo, que con la misma facilidad
con que se extiende más allá de lo que uno quisiera, también puede pasar rápido,
como si un vuelapluma o el eco difuso de una mirada que hace un barrido de lo
que está a su alcance y luego se apaga y recuerda.
Hace unas noches me encontré nueve candados -todos de acero
laminado, todos distintos y con alguna inscripción de índole hormonal y
adolescente- al cruzar uno de los últimos puentes sobre Sa Riera, nuestro
raquítico Sena en la medianoche sentimental de todos los sueños y los deseos.
Etiquetas: Artículos
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