La respuesta al debate de los sábados en
El Mundo: ¿
Cree que si Rodríguez es imputado por el ‘caso Over’ queda inhabilitado para dirigir el PP en Palma?
No. A ciertas edades -y José
María Rodríguez ya debiera
saberlo- gobernar o vivir son algo así como hacer balance de daños e inventario
de pérdidas al levantarse cada mañana. Abrir los ojos sin prisa ni sobresalto
alguno y palparse en la fría penumbra del alba para concluir que todo sigue,
aproximadamente, en su sitio de costumbre y que una imputación de más o de
menos tampoco resulta un agravio o un dolor insuperables cuando ya se tienen el
cuerpo y el alma bien adobados y a caldo, a prueba de bombas lógicas y también,
quizá, de pesticidas; y hasta con un callo enorme -como un caparazón de tortuga
gigante- a modo de escudo protector, de paracaídas, de mullida alfombra sobre
la que revolcarse cuando el mundo se vuelve hostil. O sea, muy a menudo, casi siempre.
Siempre.
Mientras tanto, y a falta de ese puente que nunca
construyeron, nos siguen llegando desde Valencia multitud de alegatos, pruebas y
demás utilería judicial -la trama Gürtel en todo su esplendor o el caso Over
Marketing- que nos confirman lo pequeño que es el mundo y lo grande y ubicuo que
puede llegar a ser un partido cuando de lo que se trata es de manejar dinero
ajeno. Ahí, en esos papeles pringados con el membrete oficial de la ignominia,
resulta que aparece Rodríguez entre saldos, arqueos y cuentas, sacas de dinero
negro y demás parafernalia habitual de la siempre opaca y compleja financiación
de los partidos políticos. Vaya por Dios. ¡Y con esos pelos!
No obstante, no creo que Rodríguez se dé, personalmente, por
aludido. Qué va. Salir en los papeles -y si es posible, en todos los papeles-
es una de las servidumbres en las que más a gusto se mueve y se reconoce,
porque todo vale, es un por decir, cuando se tiene una vocación y, sobre todo, una
voluntad de poder tan fiera y tan perseverante como la que se le adivina. Con
todo, supongo que habrá que ver qué concluyen, en fin, los jueces. Y luego Bauzá, claro.
Etiquetas: Artículos
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