La fábula de la identidad
La Telaraña en El Mundo.
Luego las noticias me devuelven la liturgia y las maniobras
de evasión de los de siempre, el viejo juego de la identidad entre la usura y
las fluctuaciones del mercado, la noche oscura de las autonomías y no sé si del
alma.
Pero la identidad es una fábula oculta tras un telón que
ahora sube y luego -también ahora- baja. Desconocemos quién maneja el mecanismo
y acciona las palancas, quién se acuerda de nosotros cuando llega la noche y
quién, en mitad del sueño, nos arranca del universo y nos lleva muy lejos o muy
cerca, a un lugar insonorizado y aséptico donde no somos más que un pálido
brote de asfixia. Es decir, un puñado de palabras.
Pese al diluvio, sigue haciendo, a ratos, un calor de mil
diablos. En Vía Sindicato me sonríe una prostituta y me muestra las caries del
infierno. Huyo, pero un poco más allá, en San Miguel, alguien grita sobre los pecados
de la carne. Sonrío, imprudente, y casi me agrede con su Biblia. Me vuelvo a
casa, incrédulo y destemplado, pero ya en la Plaza de España, en su centro geométrico
y a la sombra de Jaume I, tropiezo con otro santurrón, también vestido de
riguroso negro y con la misma Biblia negra que el anterior, clamando en el
desierto del polvo del ladrillo sobre la ira de los justos y el camino de Dios.
No sé si la salvación es posible, pero lo que sí sé es que no quiero que me
salven.
Etiquetas: Artículos
2 Comments:
Vaya por un momento tuve sensación de deja vu, ya decía que me sonaba...
Pues sí, el que dijo aquello de "conócete a ti mismo" podía haberse quedado en "sospéchate a ti mismo" y vas que te matas ;-)
Buena memoria!
Por los demás, sí, con intuirse ya es suficiente :-)
Un abrazo!
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