La música de la secesión es solo el ruido de la bolsa de los
dineros agitándose. Poca cosa. O un tintineo tan familiar que, de momento, y
que dure, no nos quita el sueño ni despierta, tampoco, a los sables. Pues menos
mal, porque ese alboroto tan elocuente sí que nos disgustaría de verdad y,
además, en grado sumo. De hecho, lo que quisiéramos, para ahora y para siempre,
es sólo un silencio más ilustrado, un discurso más hondo y, a la vez,
escéptico, una rima individual para un viaje que es colectivo.
Pero, quizá, estoy pidiendo demasiado y las cosas, como de
costumbre, van a seguir yendo a su aire, según su azar o inercia. Ese descenso
vertiginoso al compás de los caprichos de ciertos políticos y sus banderías
ocasionales. La inopia. O la repetida historia de caer, una vez y otra, en los
mismos errores.
No obstante, todo este embrollo se diluye y convierte, hoy
mismo, en otro estropicio. La Confederación de Padres y Madres de Alumnos de
las Islas Baleares -la COAPA, un alud de siglas con espíritu contable- ha
convocado otra huelga de alumnos. En fin. A este paso, no ir a clase acabará
siendo un mal menor, porque las aulas ya sólo son la aberrante farsa, el timo
feroz del proselitismo. A esta secesión sí que me apuntaría.
Etiquetas: Artículos
1 Comments:
Lo peor es que, huelgas y manifestaciones o no, seguimos en las mismas. Yo sí tengo ganas de empezar a oír el retintineo de esos sables.
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