Un amago de penitencia -la cínica condena de sus socios
corruptos de UM, sin llegar a cuestionar el hecho mismo de la sociedad o la
catadura moral de ese levantisco ente fiduciario que fue el Pacte de Govern y
su árida legislatura- fue lo único que pudieron sacarle a Biel Barceló en los 50 minutos que duró la tertulia, el lunes
pasado, en IB3.
No llegué a perder todo ese tiempo, porque el tiempo, que es
inmaterial, depende también de cuestiones físicas; y a uno, si le sepultan con
una maraña de tópicos -la rentabilidad de unas Baleares independientes o el
adiós coyuntural al debate soberanista hasta que pase la crisis, por ejemplo-
le acaba invadiendo el hastío y entonces cambia el dial o se va al baño y se
sienta en el bidet y deja que el agua caliente le alivie las penas. O le
distraiga el alma. Jeanne-Antoinette
Poisson, duquesa de Pompadour, al aparato. Nada menos.
Pero es que estos días he tenido mucho curro. Medio millar
de argentinos han inundado, con el envío erróneo de sus fotos, el buzón de mi
revista Puertas Abiertas sumándose a
no sé qué evento, el 9D, contra la impresentable Cristina Elisabet Fernández de Kirchner. Con tantos nombres no
extraña que hasta los foros de la oposición extravíen sus caceroladas.
Etiquetas: Artículos
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