El lugar de los sueños
La respuesta al debate de los sábados en El Mundo: ¿Cree que los escombros de las viviendas ilegales de Ses Covetes deben enterrase
en la zona de playa?
Sí. Y es que si, al final, hasta la mismísima Estatua de la
Libertad, convertida en ruina, pero también en símbolo y advertencia, va a
acabar plantada donde el mar y los arrecifes rompen en una espuma de siglos
-tal y como vimos en la mítica escena que cerraba «El Planeta de los Simios»,
la película que protagonizara Charlton
Heston- no sé a qué viene quejarse, ahora, porque un montón de escombros
inertes acaben enterrados en su hábitat natural. Polvo eres y polvo serás. Es
decir, toneladas de piedra al borde del desahucio, desmoronándose sobre las lenguas
de arena de las playas, la incierta línea entre la civilización y la barbarie
fundiéndose en un lujurioso abrazo que sólo puede culminarse en sí mismo y en
su eternidad. La tierra de regreso a la tierra y a su origen, al principio ígneo
donde sólo existían las constelaciones de gases y amenazaba explosión. En
efecto, explotó. Y aquí estamos, por ahora.
Me parece perfecto, pues, que el Tribunal Superior de
Justicia de Baleares haya dado vía libre a la demolición de los apartamentos
ilegales de Ses Covetes y autorizado
enterrar sus toneladas de escombros a pie de playa. No se pueden desterrar los
sueños del lugar donde, y para el que, fueron concebidos.
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