La cuesta de enero
La Telaraña en El Mundo.
De momento, todo es (sólo) una sucesión de fotos, discursos
y banderas. La algarabía enfática y al alza del diseño. Sonrisas efervescentes con
un punto de nieve, un brote instintivo de urgencia y vértigo, un sarpullido, no
sé si juvenil o maligno, pero de recorrido dialéctico y clasista, tortuoso. Territorial
y epidérmico. Político y también abstracto, como un viaje atrás en el tiempo
para cambiar una Historia que ya no tiene recambios de futuro porque la fábrica
de las quimeras quebró hace rato. O se dejó de razones para vivir de la
indigencia fácil y subvencionada de la síntesis. Su artificial corolario. Su
paradoja. La barcarola del amor contra los arrecifes cotidianos. O así, pero sólo
por fuera, porque adentro no hay nada.
Etiquetas: Artículos
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