LA TELARAÑA: La nación balear

martes, junio 20

La nación balear


La Telaraña en El Mundo.




 Municipios, provincias, diputaciones, mancomunidades, veguerías, diócesis, comarcas, regiones, comunidades forales, autonomías. Hojeo los más diversos mapas de España a lo largo del tiempo y todos los mapas me acaban pareciendo el mismo mapa: la misma piel de toro abrasada y cuarteada entre Europa y África, entre el mar Atlántico y el mar Mediterráneo, en plena encrucijada física y espiritual de todos los caminos, de todas las culturas que en su día fueron, pero que ya no son, porque sus ubres se acabaron agotando, y de todas las culturas que todavía no han nacido. Quién sabe, por cierto, si lo harán.
 Nadie lo sabe, en efecto. Nadie sabe con certeza lo que nacerá o dejará de nacer, porque vivimos en un momento sumamente complejo y delicado. Lo nuevo aún no ha nacido y lo viejo ya apesta. Damos vueltas y más vueltas a las ideas con la intención de que perduren o revivan, de que nos hagan, en definitiva, el flaco favor de asistirnos en días de penuria, de confusión, de filosofía convertida, finalmente, en juegos malabares de palabras, en fatuos trabalenguas, en ridículos sofismas. El viejo calcetín usado de la vida parece renacer con fuerza a cada vuelta que le damos, pero ese espejismo no dura demasiado; siempre se nos acaba cayendo a pedazos.
 ¿He de citar ahora, a Pedro Sánchez? ¿Es necesario, imprescindible hacerlo? ¿He de reír o llorar, quizá, con la solemne indigencia conceptual de su esperpéntica visión de España como nación de naciones? ¿He de tirar de ironía o sarcasmo, de carcajadas o abucheos enlatados, para demorarme en lo que no puede sostener ningún discurso, porque no se sostiene ni a sí mismo, y pretende sostener, sin embargo, el discurso entero del más importante partido de izquierdas que existe, actualmente, en España? Si esa es la izquierda que nos merecemos, no nos va a extrañar un ápice que Podemos se la meriende en tan sólo un par de sesiones televisivas de demagogia, cutrerío y populismo intensivos. Son maestros en eso.
 De todas formas, basta preguntarse con quién gobierna en las islas el PSIB para imaginar qué tipo de política nacional de naciones podemos esperar de aquí en adelante. Tengan en cuenta que Baleares ya no es una simple comunidad autónoma. No, señor. En estos momentos es una de las solemnes naciones de esa gran nación de naciones que, al parecer, es España. Es decir, una gloriosa entelequia comandada por Francina Armengol, pero que, de hecho, está en las manos de los prestidigitadores sin ilustrar de la caótica sucursal balear de Podemos y de los nacionalistas históricos de MÉS, que lo son, nacionalistas, de una nación que no acaba de ser esta, sino otra distinta, pero qué más da. ¿Será por naciones? Pues no. Nos espera, como mínimo, puro encaje de bolillos.

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