LA TELARAÑA: La república de Armengol

viernes, junio 6

La república de Armengol


La Telaraña en El Mundo.
 
 No es plan vivir estos días en España; no lo es, al menos, si nos atrapa la inercia de los eventos que dicen ser la actualidad y que sólo son un pretexto para dejarse vencer por la pereza intelectual y consentir, así, en que el mundo se simplifique tanto que la lujuria de una frase mil veces repetida en Twitter, por ejemplo, no sólo lo defina, sino que lo culmine y desborde.
 No hay reposo, pues, mientras el Rey cumple, entre la laxante hagiografía de los medios, con su agenda pública. No hay reposo, tampoco, entre la efervescente y agitada república tricolor de los que saltan de las tertulias y los muros de Twitter o Facebook a la algarabía ociosa (quizá indignada, pero poco, porque la indignación siempre debiera empezar por uno mismo) de las calles y plazas. Estos miles de personas son mucho menos nocivas (y más inocentes) que políticos como Francina Armengol, más atenta a los pactos de poder y a las revueltas hormonales de las redes sociales, que al pulso de la realidad.
 Me gustaría saber, eso sí, qué tipo de república ansía Armengol. ¿Lo sabe ella? Lo dudo; y ni le vale mirarse en el espejo de los que andan a su izquierda. Entre la maleza y las cavernas. Así, en Més, Biel Barceló y Fina Santiago desean, él, una república balear y, ella, una federal y española. Ahí es nada. Me da que el gran sueño laico de la república está resucitando la confusa pesadilla (sobre todo, nacionalista) que ya fue: la fragilidad de una razón a la que cada vez cuesta más hallarle la médula y hasta los argumentos. Si es que los tiene.

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