Guardo en alguna parte, en algún lugar remoto del anaquel de
los libros y la niebla, los siete u ocho devedés de las diversas secuelas,
precuelas, remakes, versiones y perversiones de «El Planeta de los Simios». Hablo de la saga completa y de algún que
otro material paralelo o alternativo, que he ido recopilando sobre el tema.
Cosas de simios y humanos. El regreso indeciso al origen de las especies o al
temblor explosivo de la Historia, ese baile genético entre seres tullidos (puro
viaje en el tiempo, porque el espacio es siempre y sólo un pretexto) sin otra
máscara que la propia ignorancia.
El caso es que hay nueva entrega en la gran pantalla. Más
épica y mejor armada, tecnológicamente, que las anteriores. En Sudamérica la
han titulado «El Planeta de los Simios:
Confrontación» y en España, «Amanecer
en el Planeta de los Simios». Aquí los diferentes matices no hacen sino
enojarnos y fruncir el ceño. Como simios. O como humanos. Definitivamente.
De momento sólo he ojeado un par de versiones mutiladas en
el inglés original de un incómodo cine repleto de sombras y murmullos. Pero ya
habrá tiempo de confirmar la más terrible de las sospechas, porque si algo he aprendido
de esta ensalada de simios y humanos es que no hay forma de superar la
grandiosidad simbólica de la imagen de Charlton
Heston arrodillado en la arena y maldiciéndonos, contra la sombra
vergonzosa y las ruinas de la Estatua de la Libertad. Ucrania, Gaza, Siria,
Irak, Irán o los secuestros de la guerrilla musulmana, por ejemplo, son sólo el
principio. Ay.
Etiquetas: Artículos
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