La verdad es que no le encuentro la vena erótica a las voces
en falsete de una pareja mallorquina discutiendo sobre si por delante o por
detrás. Pensaba que esos viejos tabúes sobre lo que usted quisiera saber y no
sabe, tal vez, sobre el sexo se habían solucionado durante los años ochenta o
noventa; pero parece que no fue así y que el fin de siglo sigue extendiendo sus
garras dialécticas hasta donde ahora estamos y más allá. Será, pues, que los
años igual no pasan o pasan, tan sólo, para regresar cuando menos los esperamos,
como si nada.
Nunca he escuchado la radio de IB3. De hecho, nunca he
escuchado ninguna radio y casi que me sorprende que la radio siga existiendo en
la época del culto indisimulado a la imagen, a las verdades incontestables de
YouTube y al paroxismo visceral de las tertulias televisivas: la omnipresente
cámara que nos muestra las veinticuatro horas de nuestro día a día como si no
tuviésemos otra cosa mejor que hacer que asomarnos a ese tragaluz donde sólo
triunfan la ordinariez y la mentira, la casquería del espíritu, el neolenguaje
orwelliano de las apariencias.
Ahora podría aprovechar el hilo, estirarlo lo suficiente y
hasta hablarles, quizá, de Podemos. Se habrán dado cuenta de que todo el mundo
habla de Podemos. Pero no lo haré. Me siento escindido entre el lógico respeto
hacia la indignación de la gente de la calle y la vergüenza ajena que me
producen las burdas manipulaciones de su cúpula dirigente. Con ellos al mando
no cabrá preguntarse, en modo alguno, si por delante o por detrás. Ay.
Etiquetas: Artículos
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