domingo, octubre 19
Entrevista en U.H.
Juan Planas: «Un buen diluvio nos vendría la mar de bien; lo necesitamos»
El poeta Juan Planas ha configurado un recorrido vital en el que sus escritos son hitos de su propia vida. Eso es su proyecto Biografía del deseo, del cual llega esta nueva entrega, Muerte por agua, en el que un gran diluvio amenaza a un grupo de ángeles que, cabizbajos, aguardan a un fin mientras repasan y recuerdan todo lo que les precede, los momentos que han vivido, disfrutado y la belleza que han visto.
miércoles, octubre 8
Entrevista en Okdiario / Baleares.
Sobre Muerte por agua y otros poemas (Colección
Plaquettes 2 – Biografía del deseo)
y Oficio de escritor (Ediciones La Lucerna, Palma, 2025) de Juan Planas Bennásar
No soy muy consciente de ello, pero así parece. Me ha
sucedido ya unas cuantas veces. Supongo que tendrá que ver con mi manera de escribir,
pero no es algo premeditado. Simplemente sucede…
* ¿Es Oficio de escritor el primer ensayo que publicas?
Quizá formalmente,
sí, pero mi literatura tiende a no ceñirse a los géneros literarios sino a
atender, casi de forma exclusiva, a mis propios límites y posibilidades. Y
Oficio de escritor (el título podría ser la sexta variante de Oficio de
Tinieblas, después de que C. J. Cela escribiera la quinta) es un ensayo, pero,
sin dejar de serlo, también es crítica social, con especial hincapié en la
modernidad asolada por las redes sociales, es dietario memorístico, es historia
literaria y también anecdotario personal, es poesía en prosa e introspección
filosófica, es psicología, lingüística, economía y hasta costumbrismo más o
menos sexual, es un repaso atento a la vida de un escritor: un libro en el que
lo esencial es cómo las diversas líneas de pensamiento y consciencia que he
seguido en la vida han acabado confluyendo en la hoja impresa. Vivir
escribiendo. O escribir viviendo. Al final es lo mismo.
* ¿Qué has querido expresar en estos libros?
Oficio de
escritor (Ediciones La Lucerna) en un viaje en el tiempo. un ensayo sobre todo
aquello, las bases filosóficas y sicológicas, que han sostenido y sostienen mi
vida de escritor. No sé si servirá a nadie de manual (la vida no tiene las
mismas instrucciones para todos) pero sí que aproximará a los lectores a un
paisaje personal y privado. He escrito, a ratos, desde el disimulo y la paz doméstica
del jardín de Epicuro, igual que intento alborotar mis propias ideas hasta
conseguir abandonarlas y cambiarlas por otras. Transformarlas, transformándome.
La vida da para cambiar de ideas muy a menudo. Es apasionante este caótico viaje,
que incluye, por supuesto, algún que otro ajuste de cuentas.
Muerte por agua y otros poemas se dedica a rebuscar en
las múltiples sensaciones que se obtienen al observar el mundo, es decir, al
convertirlo en objeto poético; es, desde luego, una mezcla de muchas
sensaciones a caballo entre el éxito y el fracaso, el olvido y la memoria, el
deseo y la necesidad o el placer y el dolor. Los temas habituales de la poesía.
* ¿Desde dónde se han escrito estos libros: experiencia o
imaginación?
Desde la realidad
pura y dura, como siempre. No soy un autor de ficción, aunque haya gente que lo
piense. En ambos libros está muy presente la fábula bíblica del diluvio universal
(mito presente en todas las culturas, no sólo en la nuestra) para ilustrar el
fin de una civilización que, por desgracia, está más predispuesta a repetir sus
errores, eterna y cíclicamente, que a otra cosa. Es cierto que intentamos
superarnos día a día y que dedicamos a ello muchas de nuestras fuerzas; esto añade
un sesgo optimista a nuestra existencia. No obstante, no estoy muy seguro de
que las mejoras que logramos vayan más allá del campo de lo personal y dudo que
alcancen, de forma significativa, el universo de lo colectivo.
Sucede sin embargo que en Muerte por agua la víctima del
diluvio es la humanidad y en Oficio de escritor, soy yo mismo, con todos mis
cambios a cuestas.
Para crear hay que destruir, pero sólo destruyendo no se
crea nada. El Padre (y los creadores a su imagen y semejanza que creemos ser y
no sé si somos) es destructor, como bien nos ilustra el viejo testamento, y esa
misma destrucción acontece en nuestra propia historia. Sumamos guerras
mundiales y locales, cruzadas sangrientas, muertes inocentes, injusticias
atroces y todo ello de un modo aparentemente natural, sin apenas razones de
peso ni motivos, sin explicaciones ni justificaciones morales. Está claro que
un buen diluvio nos vendría la mar de bien; lo necesitamos.
* Se trata de dos libros muy distintos, pero en ambos creo
que hay algunas dosis de violencia habida y por haber. ¿A qué se debe esta
virulencia?
Es cierto, somos
seres violentos. ¿Quién no rompería, de vez en cuando, el espejo del mundo o se
ahogaría en él como el buen Narciso, un prototipo de persona y personaje muy
común, por desgracia, en los tiempos actuales? No obstante, cuando se ponga a
llover de veras lo mejor es que, la lluvia, en vez de arrasar vidas humanas, viviendas
y campos de cultivo, arrase con la mentira, la vulgaridad y el ruido de las
redes sociales y con las demás perversiones derivadas de considerar la
información como equivalente del conocimiento. No son lo mismo, en absoluto… La
información se puede comprar, el conocimiento, no.
* Hablando de Oficio de escritor. ¿Se deja en algún momento
de escribir aun cuando no se escribe?
No, nunca. Estoy atrapado en ese silogismo.
* Desde Tales de Mileto hasta Heráclito. ¿Qué significa el
agua para ti en este poemario?
Higiene
necesaria. Vida, muerte y resurrección. Creación, destrucción, purificación, adaptabilidad.
Somos tanta cantidad de agua que lo que debiera preocuparnos, lo que debiéramos
vigilar es lo que no es agua en nosotros.
* ¿Cómo encaja este libro en tu obra completa, es decir, en Biografía
del deseo?
Hace un año empecé
una colección de plaquettes, diseñadas artesanalmente, por mí mismo, con la
intención de que mis poemas vayan viendo la luz al mismo ritmo con que los voy
creando sin tener que atender a las insalvables demoras del sistema editorial o
las necesidades del mercado. Obviamente estas plaquettes carecerán del apoyo de
las instituciones, de la atención de los críticos literarios y de las librerías
y ocuparán en el imaginario de mi biblioteca un último estante iniciático,
íntimo, personal. A su lado, mis otros libros y, muy en especial, Oficio de
escritor vienen a revestir lo que soy con lo que me gustaría ser. O viceversa.
No están tan claras las divergencias.
lunes, septiembre 29
Oficio de escritor - Juan Planas Bennásar (La Lucerna, 2025)
Acaba de salir de la imprenta (me dicen, aunque aún no lo he palpado y espero hacerlo hoy mismo) un nuevo libro, un ensayo, titulado Oficio de escritor. Lo presentaremos en unas semanas, aún no sé la fecha. Trata, según leo en La Casa del Libro, y yo no me atrevería a contradecirles:
jueves, septiembre 18
martes, agosto 19
Cuenta atrás para Oficio de escritor.
Ya está anunciado para el próximo día 25 de septiembre en tu librería favorita mi último libro, Oficio de escritor (Editorial La Lucerna, Palma, 2025), un ensayo sobre todo aquello, las bases filosóficas y sicológicas, que han sostenido y sostienen mi vida de escritor. No sé si os servirá de manual (la vida no tiene las mismas instrucciones para todos) pero sí que os aproximará a un paisaje personal y privado.
martes, agosto 5
domingo, julio 6
Muerte por agua y otros poemas
Hace un año y medio puse en marcha una colección de plaquettes, poemarios artesanales diseñados y editados por mí mismo, con la única intención de que mis nuevos poemas vayan viendo la luz al mismo ritmo con que los voy creando sin tener que atender a las lógicas e insalvables demoras del sistema editorial o de las necesidades del mercado. Obviamente estos libros carecerán del apoyo de las instituciones, de la atención de los críticos literarios y de las librerías y ocuparán en el imaginario de mi biblioteca personal un último estante iniciático, semioculto, íntimo, muy personal. Estas plaquettes (os lo digo de veras) sólo necesitan vuestro interés y vuestro apoyo, hipócritas lectores y amigos...
En 2024 saqué Los instantes del tiempo y un año y medio después sale Muerte por agua y otros poemas. Espero que os interese.
https://www.amazon.es/dp/B0FGV6X9R4
sábado, junio 7
Las flores muertas
Las flores muertas
martes, abril 29
miércoles, agosto 28
La malla verde, de Arpas y laúdes (Òrbita, 2020)
Poema de Arpas y laúdes (Òrbita Editorial, Palma, 2020)
domingo, mayo 12
jueves, abril 11
jueves, febrero 22
martes, enero 30
jueves, enero 25
Los instantes del tiempo (Colección de plaquettes nº1)
jueves, diciembre 14
miércoles, noviembre 15
viernes, octubre 27
jueves, octubre 26
A la intemperie en Última Hora
La entrevista en UH.
Este es el cuestionario completo de la entrevista.
- En la breve biografía que aparece en la solapa del libro
se comenta que Juan Planas es ''exiliado voluntario del bullicio del mundillo
poético y su ruido'', ¿a qué clase de exilio se refiere?
Por lo que me concierne, más allá de exilios exteriores o
interiores, voluntarios o forzados, siempre me he mantenido al margen de las
numerosas sectas culturales, políticas, económicas y, sobre todo, lingüísticas
que tanto abundan en nuestro maravilloso y privilegiado entorno. Me he dedicado
a realizar mi obra lo mejor que he sabido y podido.
- El título, A la intemperie, implica necesariamente un
'estar' en ella o, al menos, un temer estarlo, ¿dónde o qué está/es esa
''intemperie'' de la que habla?
Pájaros en el alambre, se llamó en algún momento este
libro, pero sí, en efecto, estamos a la intemperie, que es donde descargan las
tormentas con mayor crudeza, y es por eso que buscamos, en ocasiones, algún
refugio, algún nido donde cobijarnos. A veces lo hallamos en la voz de la
propia conciencia, en su discurso, que nos distingue como seres humanos, a
veces en el amor, el placer, el arte, la amistad o incluso en la familia...
Hablo de algunos de esos refugios en este libro.
- La idea del viaje está presente en la obra, un viaje sin
retorno, con un final por todos conocidos, pero, al mismo tiempo, oculto a
todos hasta el último paso. ¿Cómo ve el poeta que es Juan Planas en su momento
vital actual ese viaje?
El viaje lo es todo, porque no vamos a llegar a ninguna
parte. El principio y el final, además, sólo quedan grabados en la memoria de
los otros, pero no en la nuestra. No vamos a llegar siquiera a ser quienes
somos, como ya imploraba Píndaro.
No, los recuerdos son sólo las ilustraciones con las que construimos
un discurso que dura lo que la vida, ni un segundo más. Mira, la religión
católica nos descubrió una curiosa trilogía: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Pues
otra trilogía no menos espectacular parece constituirnos: Conciencia, Espacio y
Tiempo; es decir, pensamiento, cuerpo y tiempo. No es lo mismo, pero por ahí,
en busca de algún equilibrio a tres bandas, andamos. A tientas desde luego.
Más o menos son la BSO de mi vida… ya los citaba, entre
otros, en Las piedras del águila y aquí vuelven con algunas canciones para acomodar
su ritmo entre mis versos. Pero vienen sólo de teloneros, por supuesto.
- Se aprecia, en general, un cierto tono de pesimismo, de
decadencia (no del autor, sino del contexto). ¿Es un sentimiento compartido por
el autor? ¿Es algo buscado en la escritura o un resultado de la misma?
Como digo en algún
poema, vivir es una decisión moral o un simple acto físico. Tal vez, ambas
cosas… El viaje consiste en ir lo más lejos posible. Bien, pues dada esta
situación no puedo ser optimista ni pesimista. No procede lo uno ni lo otro.
Mejor asumir que simplemente avanzamos hacia el abismo y luego punto final.
Quejarse sería absurdo.
- En el libro también hay muchas dudas sobre uno mismo,
sobre el mundo, sobre la experiencia vital, y pocas certezas, ¿es algo
inherente al poeta, como lo es para el filósofo?
Sí, lo es, al
menos en mi caso. Pienso que interrogantes, vacilaciones, esperanzas,
decepciones, hallazgos, pérdidas, aciertos, errores, éxitos y desastres varios
son nuestro bagaje y hay que cuidarlo como si fuera nuestro. Igual algún día
descubrimos que lo es.
- Y, por último, relacionado con lo anterior, ¿qué le parece
más inoportuno o incluso peligroso: una poesía que ofrece respuestas o una que
no halla las preguntas?
La idea de encontrar respuestas válidas a las preguntas
que nos hacemos y la posibilidad de satisfacernos con ellas resulta desmesuradamente
pueril. La poesía no es ningún manual de autoayuda, sino una forma, una más entre
otras muchas, de intentar llegar a formular las preguntas correctas. No es
fácil, pero ahí radica el auténtico Eureka de la existencia.
Etiquetas: Creación, Literatura, Relatos, Varios
sábado, octubre 7
A la intemperie - Entrevista en OKBaleares
Me entrevista Miguel Ángel Font de OKBaleares sobre mi nuevo libro A la intemperie (Ediciones La Lucerna, 2023)
El escritor mallorquín Juan Planas Bennásar publica 'A la intemperie' (okdiario.com)
lunes, octubre 2
Notas (1) sobre A la intemperie.
martes, septiembre 19
martes, septiembre 12
A la intemperie
La voz de la conciencia es también la voz del poema, no hay otra. Se acerca fin de mes. Amenaza lluvia tras los cristales, como cada septiembre desde que tengo memoria... y en la imprenta están componiendo mi nuevo poemario. El decimoquinto. Se titula A la intemperie. Creo que os gustará.
A la intemperie tiene un capítulo (nueve poemas) dedicado al mundialmente famoso Crimen de Moscari. Asunto familiar grave. Pascua de 1919.
Nota: Ver el video os puede ayudar a poneros en situación, pero no me hago responsable de nada de lo que dice o muestra, de nada ;-)
viernes, julio 28
Juegos de niños
Un poema de Cercandanza (Los papeles de Brighton, 2020)
se detendría el tiempo como en un día de excursión
o una tarde en el circo. Te miré como quien lee un poema
y teme no poder olvidarlo nunca. Te miré (lascivo y feliz)
separando tus muslos de entre mis recuerdos.
Tus muslos, de un enorme caballo de cartón
con ruedas de madera. Tus muslos,
de una bañera elástica de tela. Tus muslos,
del agua sucia, muy sucia. Siempre nos gustó
chapotear en el agua color de chocolate.
(La infancia ha de ser sucia y lasciva
y debiera ser siempre feliz)
Pero esta agua de ahora es la misma agua rizada
de una playa antigua donde nuestros muslos
intentan mantener el equilibrio sobre una colchoneta
de plástico, hinchada por el aire de mis pulmones
de hace más de cuarenta años,
hinchada todavía por la brisa de aquel instante:
la situación, tan memorable como imaginaria,
que intento revivir sin ningún éxito. ¿Dónde
se fue el instante que se fue? ¿Será verdad
que no es posible atrapar un instante
sin quedar, de por vida, preso en él?
¡Maldita sea! Tú ya no estás aquí
por mucho que te invoque
y mi cuerpo cumplió mil años
durante la pesadilla de anoche,
la pesadilla de la que aún no he despertado
porque se te veía muy hermosa
y una voz en off me repetía,
como en un mantra hipnótico,
que todo lo que tuvo el privilegio de existir
sigue existiendo anclado en este instante de ahora:
el instante que se nos escapa una y otra vez,
porque nunca supimos entender que no se podía
atrapar un instante sin quedar preso en él.
Te miré fijamente, como si estuvieras muerta.
No miramos demasiado a los muertos,
salvo si los llamamos zombis. Y el mundo
se nos cae a pedazos,
porque no hay ninguna composición de lugar,
ningún puzle, que logre sobrevivir
cuando vamos perdiendo fichas y el paisaje,
que tan bien conocíamos,
se nos diluye tras un velón de niebla,
tras las alas de un búho, tras una sesión
continua de insomnio, de noche fingida,
latente, levemente erizada, prostática.
Pero la vida siempre prevalece
(como no sé si dijo Orson Welles
mientras narraba The War of the Worlds,
el domingo 30 de octubre de 1938);
y por eso le faltan o le sobran tantas cosas,
tantas verdades y mentiras, tantos
saltos inútiles en el vacío,
tantas renuncias imperdonables, tantas
horas dándole vueltas
a este momento de reflexión, que no lo es,
que es de deseo. Tú sigues aquí,
aunque ya no sonrías
y yo recorra los pasillos de la casa
como si fuera el señor único del laberinto.
Sigue sin haber canes negros en mi existencia. Nunca
los hubo. Hay que ser fuerte contra los lugares comunes.
Me sumerjo en la bruma íntima de las viejas fotografías,
en esos gruesos álbumes de escay que siempre colocan
en las estanterías, justo al lado del Quijote o la Biblia.
Creo que busco ahí las huellas de lo que más amé,
aunque el pasado sea un mal lugar donde perderse,
un lugar sin salida si uno se entretiene más de la cuenta
y se deja vencer por la nostalgia: en efecto, aún recuerdo
la piel como de seda triste que teníais, padre, madre,
unos pocos instantes después de morir.
Me preguntó, el médico, si me había pintado de azul
las venas de los brazos, del torso, de la espalda.
Le dije que no, mientras él me limpiaba la piel
con un algodón húmedo. Luego
supimos que el pijama desteñía
y que todo estaba en orden, salvo el sudor de mis sueños
algunas noches de pesadilla. Siento la culpa infantil
de ese cuerpo tiznado con todas las líneas
quebradas de la vida y la muerte. Pero sobre todo
siento la alegría escondida
en el acordeón de nuestros muslos, la vorágine
de aquellas inocentes sensaciones,
el alud de placer que sentí
sin sospechar siquiera de dónde provenía.