LA TELARAÑA

domingo, octubre 19

Muerte por agua y otros poemas

 El papel es áspero y fértil como la tierra...



Entrevista en U.H.

 Juan Planas: «Un buen diluvio nos vendría la mar de bien; lo necesitamos»




El poeta Juan Planas ha configurado un recorrido vital en el que sus escritos son hitos de su propia vida. Eso es su proyecto Biografía del deseo, del cual llega esta nueva entrega, Muerte por agua, en el que un gran diluvio amenaza a un grupo de ángeles que, cabizbajos, aguardan a un fin mientras repasan y recuerdan todo lo que les precede, los momentos que han vivido, disfrutado y la belleza que han visto.

Este libro se enmarca dentro de un proyecto que arrancó hace un año el propio Planas y que edita él mismo. La intención es que sus «nuevos poemas vayan viendo la luz al mismo ritmo con que los voy creando sin tener que atender a las insalvables demoras del sistema editorial o de las necesidades del mercado». Se trata, pues, de una apuesta personal con un fuerte componente íntimo, y romantiza Planas con la idea de que «ocuparán en el imaginario de mi biblioteca un último estante iniciático, semioculto, íntimo y muy personal».

Por otro lado, en este volumen concreto, explica el autor que ha querido expresar «que la sensación que se obtiene al observar el mundo, al convertirlo en objeto poético» es «una mezcla de muchas sensaciones a caballo entre el éxito y el fracaso, el olvido y la memoria, el deseo y la necesidad o el placer y el dolor».

Su posicionamiento vital a la hora de escribir no ha sido otro que el de utilizar la fábula del diluvio universal para «ilustrar el fin de una civilización que, por desgracia, está más predispuesta a repetir sus errores eterna y cíclicamente que a otra cosa». La idea del diluvio, en este contexto de fin de fiesta del planeta y la humanidad, llega como una suerte de reacción ante el estado del mundo, como una recreación de lo que debería ser destruido, pero Planas afirma que «para crear hay que destruir, pero solo destruyendo no se crea nada. El Padre es destructor y esa misma destrucción acontece en nuestra propia historia cotidiana. Sumamos guerras mundiales y locales, cruzadas sangrientas, muertes inocentes, injusticias atroces y todo ello sucede de un modo aparentemente natural, sin apenas razones de peso ni motivos, sin explicaciones ni justificaciones morales. Está claro que un buen diluvio nos vendría la mar de bien, es obvio que lo necesitamos».

Es obvia, pues, la interpretación que Planas hace de nosotros, los humanos: «Somos seres violentos», no obstante no se decanta por una suerte de diluvio que masacre, sino que arramble con «la mentira, la vulgaridad y el ruido de las redes sociales y demás perversiones derivadas de considerar la información como equivalente del conocimiento», señala.

El pesimismo está en el aire, pero Planas no se muestra ni pesimista ni optimista, y simplemente indica que «no hay nada que esperar, salvo dejarnos llevar por el discurso de nuestra conciencia al observar el mundo, al sentir el milagro de estar vivos». Y concluye que, atrapado en el «silogismo» de no dejar de escribir nunca, ni siquiera cuando no escribe, Planas concluye que el agua, que da muerte en su poemario, es «creación, destrucción, purificación, movimiento, cambio. En realidad, somos tanta cantidad de agua que lo que debería preocuparnos es lo que no es agua en nosotros».





miércoles, octubre 8

Entrevista en Okdiario / Baleares.





Sobre Muerte por agua y otros poemas (Colección Plaquettes 2 – Biografía del deseo)

y Oficio de escritor (Ediciones La Lucerna, Palma, 2025) de Juan Planas Bennásar

 

 * Como en no pocas ocasiones tus libros aparecen de dos en dos y en este caso se trata de un poemario (una plaquette, la llamas tú) y un ensayo sobre el hecho de ser escritor…

 

No soy muy consciente de ello, pero así parece. Me ha sucedido ya unas cuantas veces. Supongo que tendrá que ver con mi manera de escribir, pero no es algo premeditado. Simplemente sucede…

 

* ¿Es Oficio de escritor el primer ensayo que publicas?

 

  Quizá formalmente, sí, pero mi literatura tiende a no ceñirse a los géneros literarios sino a atender, casi de forma exclusiva, a mis propios límites y posibilidades. Y Oficio de escritor (el título podría ser la sexta variante de Oficio de Tinieblas, después de que C. J. Cela escribiera la quinta) es un ensayo, pero, sin dejar de serlo, también es crítica social, con especial hincapié en la modernidad asolada por las redes sociales, es dietario memorístico, es historia literaria y también anecdotario personal, es poesía en prosa e introspección filosófica, es psicología, lingüística, economía y hasta costumbrismo más o menos sexual, es un repaso atento a la vida de un escritor: un libro en el que lo esencial es cómo las diversas líneas de pensamiento y consciencia que he seguido en la vida han acabado confluyendo en la hoja impresa. Vivir escribiendo. O escribir viviendo. Al final es lo mismo.

 

* ¿Qué has querido expresar en estos libros?

 

  Oficio de escritor (Ediciones La Lucerna) en un viaje en el tiempo. un ensayo sobre todo aquello, las bases filosóficas y sicológicas, que han sostenido y sostienen mi vida de escritor. No sé si servirá a nadie de manual (la vida no tiene las mismas instrucciones para todos) pero sí que aproximará a los lectores a un paisaje personal y privado. He escrito, a ratos, desde el disimulo y la paz doméstica del jardín de Epicuro, igual que intento alborotar mis propias ideas hasta conseguir abandonarlas y cambiarlas por otras. Transformarlas, transformándome. La vida da para cambiar de ideas muy a menudo. Es apasionante este caótico viaje, que incluye, por supuesto, algún que otro ajuste de cuentas.

 

Muerte por agua y otros poemas se dedica a rebuscar en las múltiples sensaciones que se obtienen al observar el mundo, es decir, al convertirlo en objeto poético; es, desde luego, una mezcla de muchas sensaciones a caballo entre el éxito y el fracaso, el olvido y la memoria, el deseo y la necesidad o el placer y el dolor. Los temas habituales de la poesía.  

 

* ¿Desde dónde se han escrito estos libros: experiencia o imaginación?

 

 Desde la realidad pura y dura, como siempre. No soy un autor de ficción, aunque haya gente que lo piense. En ambos libros está muy presente la fábula bíblica del diluvio universal (mito presente en todas las culturas, no sólo en la nuestra) para ilustrar el fin de una civilización que, por desgracia, está más predispuesta a repetir sus errores, eterna y cíclicamente, que a otra cosa. Es cierto que intentamos superarnos día a día y que dedicamos a ello muchas de nuestras fuerzas; esto añade un sesgo optimista a nuestra existencia. No obstante, no estoy muy seguro de que las mejoras que logramos vayan más allá del campo de lo personal y dudo que alcancen, de forma significativa, el universo de lo colectivo.

 

Sucede sin embargo que en Muerte por agua la víctima del diluvio es la humanidad y en Oficio de escritor, soy yo mismo, con todos mis cambios a cuestas.

 

Para crear hay que destruir, pero sólo destruyendo no se crea nada. El Padre (y los creadores a su imagen y semejanza que creemos ser y no sé si somos) es destructor, como bien nos ilustra el viejo testamento, y esa misma destrucción acontece en nuestra propia historia. Sumamos guerras mundiales y locales, cruzadas sangrientas, muertes inocentes, injusticias atroces y todo ello de un modo aparentemente natural, sin apenas razones de peso ni motivos, sin explicaciones ni justificaciones morales. Está claro que un buen diluvio nos vendría la mar de bien; lo necesitamos.

 

* Se trata de dos libros muy distintos, pero en ambos creo que hay algunas dosis de violencia habida y por haber. ¿A qué se debe esta virulencia?

 

  Es cierto, somos seres violentos. ¿Quién no rompería, de vez en cuando, el espejo del mundo o se ahogaría en él como el buen Narciso, un prototipo de persona y personaje muy común, por desgracia, en los tiempos actuales? No obstante, cuando se ponga a llover de veras lo mejor es que, la lluvia, en vez de arrasar vidas humanas, viviendas y campos de cultivo, arrase con la mentira, la vulgaridad y el ruido de las redes sociales y con las demás perversiones derivadas de considerar la información como equivalente del conocimiento. No son lo mismo, en absoluto… La información se puede comprar, el conocimiento, no.

 

* Hablando de Oficio de escritor. ¿Se deja en algún momento de escribir aun cuando no se escribe?

 

  No, nunca. Estoy atrapado en ese silogismo.

 

* Desde Tales de Mileto hasta Heráclito. ¿Qué significa el agua para ti en este poemario?

 

  Higiene necesaria. Vida, muerte y resurrección. Creación, destrucción, purificación, adaptabilidad. Somos tanta cantidad de agua que lo que debiera preocuparnos, lo que debiéramos vigilar es lo que no es agua en nosotros.

 

* ¿Cómo encaja este libro en tu obra completa, es decir, en Biografía del deseo?

 

  Hace un año empecé una colección de plaquettes, diseñadas artesanalmente, por mí mismo, con la intención de que mis poemas vayan viendo la luz al mismo ritmo con que los voy creando sin tener que atender a las insalvables demoras del sistema editorial o las necesidades del mercado. Obviamente estas plaquettes carecerán del apoyo de las instituciones, de la atención de los críticos literarios y de las librerías y ocuparán en el imaginario de mi biblioteca un último estante iniciático, íntimo, personal. A su lado, mis otros libros y, muy en especial, Oficio de escritor vienen a revestir lo que soy con lo que me gustaría ser. O viceversa. No están tan claras las divergencias.


lunes, septiembre 29

El libro - Oficio de escritor.






 

Oficio de escritor - Juan Planas Bennásar (La Lucerna, 2025)

 Acaba de salir de la imprenta (me dicen, aunque aún no lo he palpado y espero hacerlo hoy mismo) un nuevo libro, un ensayo, titulado Oficio de escritor. Lo presentaremos en unas semanas, aún no sé la fecha. Trata, según leo en La Casa del Libro, y yo no me atrevería a contradecirles:


Sinopsis de OFICIO DE ESCRITOR

Este ensayo reflexiona sobre el acto de escribir como una práctica que va más allá de la inspiración o el talento.
Juan Planas Bennásar aborda el oficio literario desde una perspectiva crítica y filosófica, explorando las rutinas, obsesiones, dudas y convicciones que acompañan al escritor en su proceso creativo.
El texto se convierte en una guía íntima para quienes desean comprender la escritura como una forma de vida, con sus luces y sombras.

***

No sé quién ha escrito lo anterior, pero no siendo quisquillosos la verdad es que tampoco está tan mal. Alguna inteligencia ociosa supongo.
Luego os cuelgo la foto del primer ejemplar!!!

jueves, septiembre 18

Fuera del tiempo

martes, agosto 19

Cuenta atrás para Oficio de escritor.

 Ya está anunciado para el próximo día 25 de septiembre en tu librería favorita mi último libro, Oficio de escritor (Editorial La Lucerna, Palma, 2025), un ensayo sobre todo aquello, las bases filosóficas y sicológicas, que han sostenido y sostienen mi vida de escritor. No sé si os servirá de manual (la vida no tiene las mismas instrucciones para todos) pero sí que os aproximará a un paisaje personal y privado.

#escritor

martes, agosto 5

Animales / Seres humanos

 Página 25 de Muerte por agua y otros poemas (Plaquettes, nº 2)




domingo, julio 6

Muerte por agua y otros poemas

 Hace un año y medio puse en marcha una colección de plaquettes, poemarios artesanales diseñados y editados por mí mismo, con la única intención de que mis nuevos poemas vayan viendo la luz al mismo ritmo con que los voy creando sin tener que atender a las lógicas e insalvables demoras del sistema editorial o de las necesidades del mercado. Obviamente estos libros carecerán del apoyo de las instituciones, de la atención de los críticos literarios y de las librerías y ocuparán en el imaginario de mi biblioteca personal un último estante iniciático, semioculto, íntimo, muy personal. Estas plaquettes (os lo digo de veras) sólo necesitan vuestro interés y vuestro apoyo, hipócritas lectores y amigos...


En 2024 saqué Los instantes del tiempo y un año y medio después sale Muerte por agua y otros poemas. Espero que os interese.

https://www.amazon.es/dp/B0FGV6X9R4





sábado, junio 7

Las flores muertas

 Las flores muertas

Es cierto, siempre se decanta la suerte
(y no es ningún milagro, los milagros
no sobreviven al velo de la prestidigitación)
según el orden primigenio de los seres
y las cosas, según los mandamientos
de su naturaleza, esa colisión de afectos
que me he esforzado en no olvidar nunca;
sin embargo, he perdido el sentido
muy a menudo y me he dejado llevar
por la extravagancia (la extravagancia
tiene su propio público) de esperar,
capciosamente, a que el universo
colmara mis caprichos. No lo logré,
pero qué más da el deseo si la suerte,
siempre echada y expuesta
en el diván del subconsciente,
pertenece a las flores más taimadas
(tan bellas como efímeras) de los tahúres;
y en ellas, al igual que en nosotros,
el misterio esencial de la existencia
reside en agitarse con el viento
y en desprenderse de los pétalos
(como se desnudaba Rita Hayworth en Gilda
aunque nadie llegara a verla desnuda)
tan lentamente como sea posible,
hasta que llegue la hora de las alucinaciones
y nos invada el canto espectral de las sirenas,
arrodillados sobre sí mismos el tiempo
y el espacio; y que el tapete verde
de la existencia tenga a bien sepultarnos
con ellas. ¡Ah, las flores, las yertas flores!
Qué estropicio de flores muertas, la vida.
Juan Planas Bennásar 2023

martes, abril 29

Pájaros en el alambre

 Pájaros en el alambre (del poemario A la intemperie, Editorial La Lucerna, 2023)





miércoles, agosto 28

La malla verde, de Arpas y laúdes (Òrbita, 2020)

Poema de Arpas y laúdes (Òrbita Editorial, Palma, 2020)


La malla verde

Tanto quiero a la vida (ese arrugado trébol de tres hojas
que guardo entre las páginas del María Moliner)
como tantísimo le temo a la muerte: el cese
inesperado del discurso, la interrupción
letal del pensamiento,
el desmayo profundo de la conciencia,
el instante incómodo, pero definitivo,
de no ser y no estar, de no tener
otra voz que estas líneas escritas, desafiantes,
para disimular el miedo, para vengar el escalofrío
de una herida oculta
que sangra, nos devora y nos recorre
el cuerpo entero desde no sabemos dónde.

Allá vamos. De allí venimos.
De ese lugar que imaginamos en ninguna parte. O en todas.
Examino las cartas de navegación (perdidas entre las misivas
que escribí hace décadas, una al día, enamorado insomne
de la caligrafía) y el vértigo me persigue por entre los agujeros negros
y las constelaciones del tiempo, el espacio y el alma,
del espíritu (hecho, al fin, palabra) que lo contabiliza y engloba todo:
el amor y la fe, la voluntad y el destino. Todo cuanto somos, en efecto.

Como los asteroides expulsados fulminantemente del paraíso
(el eterno retorno nos devuelve al pecado original)
paso muy cerca del hogar donde nací
-el edificio está cerrado
y recubierto por una malla verde desde hace años
y echo en falta las sombras del árbol del bien y el mal
(la pasión y el deseo, la culpa y también el remordimiento)
entre los llamativos grafitis imitación de Banksy
que alguien pintó, anónimo, de anochecida. Sus trazos
parecen intentar abrir la puerta tapiada (o el corredor sin salida)
de una cueva telúrica, abisal,
donde yace escondido, quizá excitado y hasta jadeante,
el tesoro magnífico, sucio y lascivo de la infancia.

Regreso al origen, porque es allí donde nacen las palabras
y no parece que se pueda escapar del lenguaje,
de su naturaleza incompleta, su retórica interior, su temple suicida.

Recuerdo dos terrazas y una gran torre circular con vistas al cielo
y también al infierno de una ciudad que crecía igual que yo crecía:
desordenadamente,
el miedo de las noches algunas noches, la playa casi desierta
y el agua quieta hasta donde el sol y el horizonte
se fundían en un mismo fulgor, los partidos de fútbol
desde la grada norte del Lluis Sitjar,
un pinball, una bicicleta, el instante previo
de aquel beso furtivo que no llegué a dar nunca
(pero cuyo ritual sigo repitiendo desde hace cincuenta años),
el maullido de un gato poco antes de morir
a destiempo, las aventuras de Federico Algernon Trotteville,
que me enseñó a escribir con tinta invisible
en los libros de Enid Blyton,
y un bloc de anillas rojo donde escribía canciones,
coplas de amor y muerte (exactamente) igual que ahora.

Sólo yo puedo saber que todo lo que aquí cuento es verdad.

© Juan Planas Bennásar

domingo, mayo 12

Entrevista en Última Hora

 


Me entrevista Adrián Malagamba en Última Hora. Este es el enlace.

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jueves, abril 11

Entrevista en OkBalears.





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jueves, febrero 22

Renacimiento: poema de Los instantes del tiempo (2024)

 

martes, enero 30

Un poema de Los instantes del tiempo

 


jueves, enero 25

Los instantes del tiempo (Colección de plaquettes nº1)


Creo que ya me he ganado el derecho a publicar cómo, cuándo y con quién me plazca. Recuerdo ahora el final enfebrecido de los años 70 y los folios recortados que taladraba con una Olivetti y cosía con aguja e hilo blanco. Aquellas artesanales plaquettes con mis primeros versos dieron paso a mis primeros poemarios. Han pasado los años y se han sucedido los libros. Siempre he sido feliz escribiendo y publicando, pero me parece que es la hora de volver al principio, a los orígenes (siquiera sea como referencia ética) y ofrecer a los lectores mis versos más nuevos de la forma simbólicamente más antigua; como una colección de plaquettes imaginarias sin más editor que yo mismo enfrascado en completar mi obra y ofrecérsela al lector. No sé cuántas plaquettes tendrá esta colección; dependerá, supongo, del humor, de las circunstancias y de mis fuerzas.  

Los instantes del tiempo abre esta colección constituyendo, además, el único poemario mío, hasta la fecha, que incluye notas en prosa a pie de página. Ya se sabe, el pensamiento no deja de ramificarse... La voz de la conciencia es la voz del poema, quizá porque no hay otra o porque el ruido es ensordecedor. 

Esta plaquette discurre a través de las mutaciones del pensamiento, del artificio del lenguaje, del transcurrir interior del tiempo, de la volatibilidad persistente de los sentimientos, de los quebrantos físicos del cuerpo. Se abre a investigar la difícil cenestesia frente a los otros; al placer y al dolor, no siempre tan lejanos ni enfrentados; al sexo y al amor, omnipresentes, a la vez que imprevisibles, caprichosos. Espero que sus versos conduzcan al lector, como me condujeron a mí, a través del laberinto a la intemperie de los sueños, hablándonos del poema como de la sinceridad del deseo, de la inteligencia artificial, de la muerte y, en definitiva, de los temas de siempre tratados de la forma más profunda y sincera posible. Eso quise. Eso intenté. 

Podéis comprar Los instantes del tiempo en Amazon

jueves, diciembre 14

Entrevista sobre A la intemperie en Ona Mediterrània

miércoles, noviembre 15

Un poema de A la intemperie

viernes, octubre 27

Presentación de A la intemperie.


jueves, octubre 26

A la intemperie en Última Hora

 La entrevista en UH.





Este es el cuestionario completo de la entrevista.


- En la breve biografía que aparece en la solapa del libro se comenta que Juan Planas es ''exiliado voluntario del bullicio del mundillo poético y su ruido'', ¿a qué clase de exilio se refiere?

 

Por lo que me concierne, más allá de exilios exteriores o interiores, voluntarios o forzados, siempre me he mantenido al margen de las numerosas sectas culturales, políticas, económicas y, sobre todo, lingüísticas que tanto abundan en nuestro maravilloso y privilegiado entorno. Me he dedicado a realizar mi obra lo mejor que he sabido y podido.

 

 

- El título, A la intemperie, implica necesariamente un 'estar' en ella o, al menos, un temer estarlo, ¿dónde o qué está/es esa ''intemperie'' de la que habla?

 

 

Pájaros en el alambre, se llamó en algún momento este libro, pero sí, en efecto, estamos a la intemperie, que es donde descargan las tormentas con mayor crudeza, y es por eso que buscamos, en ocasiones, algún refugio, algún nido donde cobijarnos. A veces lo hallamos en la voz de la propia conciencia, en su discurso, que nos distingue como seres humanos, a veces en el amor, el placer, el arte, la amistad o incluso en la familia... Hablo de algunos de esos refugios en este libro.

 

 

- La idea del viaje está presente en la obra, un viaje sin retorno, con un final por todos conocidos, pero, al mismo tiempo, oculto a todos hasta el último paso. ¿Cómo ve el poeta que es Juan Planas en su momento vital actual ese viaje?

 

El viaje lo es todo, porque no vamos a llegar a ninguna parte. El principio y el final, además, sólo quedan grabados en la memoria de los otros, pero no en la nuestra. No vamos a llegar siquiera a ser quienes somos, como ya imploraba Píndaro.

 

 - Es un viaje sin retorno, como digo, pero en el que el intento por retornar, aunque sea en la memoria, es constante, ¿ese es el ejercicio de la poesía?

 

No, los recuerdos son sólo las ilustraciones con las que construimos un discurso que dura lo que la vida, ni un segundo más. Mira, la religión católica nos descubrió una curiosa trilogía: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Pues otra trilogía no menos espectacular parece constituirnos: Conciencia, Espacio y Tiempo; es decir, pensamiento, cuerpo y tiempo. No es lo mismo, pero por ahí, en busca de algún equilibrio a tres bandas, andamos. A tientas desde luego.

 

 - Aparecen varias menciones a artistas como Bowie, Cohen o Velvet Underground, ¿qué importancia han tenido en el libro?

 

Más o menos son la BSO de mi vida… ya los citaba, entre otros, en Las piedras del águila y aquí vuelven con algunas canciones para acomodar su ritmo entre mis versos. Pero vienen sólo de teloneros, por supuesto.

- Se aprecia, en general, un cierto tono de pesimismo, de decadencia (no del autor, sino del contexto). ¿Es un sentimiento compartido por el autor? ¿Es algo buscado en la escritura o un resultado de la misma?

 

 Como digo en algún poema, vivir es una decisión moral o un simple acto físico. Tal vez, ambas cosas… El viaje consiste en ir lo más lejos posible. Bien, pues dada esta situación no puedo ser optimista ni pesimista. No procede lo uno ni lo otro. Mejor asumir que simplemente avanzamos hacia el abismo y luego punto final. Quejarse sería absurdo.

 

- En el libro también hay muchas dudas sobre uno mismo, sobre el mundo, sobre la experiencia vital, y pocas certezas, ¿es algo inherente al poeta, como lo es para el filósofo?

 

 Sí, lo es, al menos en mi caso. Pienso que interrogantes, vacilaciones, esperanzas, decepciones, hallazgos, pérdidas, aciertos, errores, éxitos y desastres varios son nuestro bagaje y hay que cuidarlo como si fuera nuestro. Igual algún día descubrimos que lo es.

 

- Y, por último, relacionado con lo anterior, ¿qué le parece más inoportuno o incluso peligroso: una poesía que ofrece respuestas o una que no halla las preguntas?

 

La idea de encontrar respuestas válidas a las preguntas que nos hacemos y la posibilidad de satisfacernos con ellas resulta desmesuradamente pueril. La poesía no es ningún manual de autoayuda, sino una forma, una más entre otras muchas, de intentar llegar a formular las preguntas correctas. No es fácil, pero ahí radica el auténtico Eureka de la existencia.  

 


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sábado, octubre 7

A la intemperie - Entrevista en OKBaleares

 



Me entrevista Miguel Ángel Font de OKBaleares sobre mi nuevo libro A la intemperie (Ediciones La Lucerna, 2023)

El escritor mallorquín Juan Planas Bennásar publica 'A la intemperie' (okdiario.com)

lunes, octubre 2

Notas (1) sobre A la intemperie.


Formalmente, este poemario consta de dos partes. La primera parte está dedicada a diversos aspectos de la conciencia de existir, así como al paso del tiempo, a las derivas posibles e imposibles del lenguaje a través del cual intentamos conocer la realidad o digerirla, al menos. Aparece aquí el lenguaje como conocimiento en sí mismo, como bálsamo pero también como auténtico coctel molotov (lo llamo la incendiaria gramática de la conciencia); hablo de la incertidumbre, de la soledad, de la ignorancia de tantas cosas, de la muerte, del juego de atender a los sentidos, del placer, de la curiosidad esencial que alimenta nuestros deseos, del amor y hasta del juicio final… para concluir en el poema Pájaros en el alambre situándome metafórica, geográfica y espiritualmente:
Nací en el laberinto de mis mayores.
No lograré nunca escapar de mí mismo. (Pág.36)

martes, septiembre 19

Portada y contraportada: A la intemperie.


Y aquí el enlace a la Editorial La Lucerna y a la distribuidora.
 

martes, septiembre 12

A la intemperie




 La voz de la conciencia es también la voz del poema, no hay otra. Se acerca fin de mes. Amenaza lluvia tras los cristales, como cada septiembre desde que tengo memoria... y en la imprenta están componiendo mi nuevo poemario. El decimoquinto. Se titula A la intemperie. Creo que os gustará.


A la intemperie tiene un capítulo (nueve poemas) dedicado al mundialmente famoso Crimen de Moscari. Asunto familiar grave. Pascua de 1919.


Nota: Ver el video os puede ayudar a poneros en situación, pero no me hago responsable de nada de lo que dice o muestra, de nada ;-)



16 de Brighton

viernes, julio 28

Juegos de niños

 

Un poema de Cercandanza (Los papeles de Brighton, 2020)


Juegos de niños


Te miré fijamente pensando que así, tal vez,
se detendría el tiempo como en un día de excursión
o una tarde en el circo. Te miré como quien lee un poema
y teme no poder olvidarlo nunca. Te miré (lascivo y feliz)
separando tus muslos de entre mis recuerdos.
Tus muslos, de un enorme caballo de cartón
con ruedas de madera. Tus muslos,
de una bañera elástica de tela. Tus muslos,
del agua sucia, muy sucia. Siempre nos gustó
chapotear en el agua color de chocolate.

(La infancia ha de ser sucia y lasciva
y debiera ser siempre feliz)

Pero esta agua de ahora es la misma agua rizada
de una playa antigua donde nuestros muslos
intentan mantener el equilibrio sobre una colchoneta
de plástico, hinchada por el aire de mis pulmones
de hace más de cuarenta años,
hinchada todavía por la brisa de aquel instante:
la situación, tan memorable como imaginaria,
que intento revivir sin ningún éxito. ¿Dónde
se fue el instante que se fue? ¿Será verdad
que no es posible atrapar un instante
sin quedar, de por vida, preso en él?

¡Maldita sea! Tú ya no estás aquí
por mucho que te invoque

y mi cuerpo cumplió mil años
durante la pesadilla de anoche,
la pesadilla de la que aún no he despertado
porque se te veía muy hermosa
y una voz en off me repetía,
como en un mantra hipnótico,
que todo lo que tuvo el privilegio de existir
sigue existiendo anclado en este instante de ahora:
el instante que se nos escapa una y otra vez,
porque nunca supimos entender que no se podía
atrapar un instante sin quedar preso en él.

Te miré fijamente, como si estuvieras muerta.
No miramos demasiado a los muertos,
salvo si los llamamos zombis. Y el mundo
se nos cae a pedazos,
porque no hay ninguna composición de lugar,
ningún puzle, que logre sobrevivir
cuando vamos perdiendo fichas y el paisaje,
que tan bien conocíamos,
se nos diluye tras un velón de niebla,
tras las alas de un búho, tras una sesión
continua de insomnio, de noche fingida,
latente, levemente erizada, prostática.

Pero la vida siempre prevalece
(
como no sé si dijo Orson Welles
mientras narraba
The War of the Worlds,
el domingo 30 de octubre de 1938
);
y por eso le faltan o le sobran tantas cosas,
tantas verdades y mentiras, tantos
saltos inútiles en el vacío,
tantas renuncias imperdonables, tantas
horas dándole vueltas

a este momento de reflexión, que no lo es,
que es de deseo. Tú sigues aquí,
aunque ya no sonrías
y yo recorra los pasillos de la casa
como si fuera el señor único del laberinto.

Sigue sin haber canes negros en mi existencia. Nunca
los hubo. Hay que ser fuerte contra los lugares comunes.
Me sumerjo en la bruma íntima de las viejas fotografías,
en esos gruesos álbumes de escay que siempre colocan
en las estanterías, justo al lado del Quijote o la Biblia.
Creo que busco ahí las huellas de lo que más amé,
aunque el pasado sea un mal lugar donde perderse,
un lugar sin salida si uno se entretiene más de la cuenta
y se deja vencer por la nostalgia: en efecto, aún recuerdo
la piel como de seda triste que teníais, padre, madre,
unos pocos instantes después de morir.

Me preguntó, el médico, si me había pintado de azul
las venas de los brazos, del torso, de la espalda.
Le dije que no, mientras él me limpiaba la piel
con un algodón húmedo. Luego
supimos que el pijama desteñía
y que todo estaba en orden, salvo el sudor de mis sueños
algunas noches de pesadilla. Siento la culpa infantil
de ese cuerpo tiznado con todas las líneas
quebradas de la vida y la muerte. Pero sobre todo
siento la alegría escondida
en el acordeón de nuestros muslos, la vorágine
de aquellas inocentes sensaciones,
el alud de placer que sentí
sin sospechar siquiera de dónde provenía.