LA TELARAÑA: septiembre 2015

martes, septiembre 29

Ser o no ser


La Telaraña en El Mundo.
 
 Pongamos, pues, que hablo de Cataluña, como si ello fuera posible. No es fácil, en absoluto, escribir sobre una colectividad en crisis, un grupo humano al borde del llanto o la risa injustificables. No es fácil asistir a un desfile desquiciado de sonámbulos justo al filo del abismo, la bruma donde ya no se respira, la oscuridad que todo lo niega, sepulta y anula. No es fácil dejar de lado la emoción y los sentimientos, la proximidad y hasta la empatía, el alarido familiar del pasado o el presente, el rumor anodino de las horas que se van torciendo, poco a poco, como si un mal sueño se eternizara en nuestros adentros.

 Compartimos ese lugar malcarado (e interior) como si fuéramos los hooligans o los hinchas inasequibles al desaliento de unos y otros; en realidad de nadie, porque el aire que agita las diversas banderas de todos está viciado por el mismo grumo infeccioso, la misma torrencial confusión, el mismo temblor a colapso, a error irresoluble de cálculo, objetivo, discurso.

 La noche del domingo se me fue entre cánticos. Entre cantos y cantares. Los vencedores que no vencieron y los derrotados victoriosos. Todas las imágenes se me marchitan al unísono en la mínima palma de la mano, en la comisura del labio, en la íntima certeza de que, más allá de la resaca electoral y los lustros sin gobierno efectivo, debiera amanecer un tiempo de reinvención y calma, diálogo, introspección, de paso firme hacia ese orgullo indefinido de ser quienes somos y no quienes nos dicen que somos. Aproximadamente, al menos.
 

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viernes, septiembre 25

El Fin del Mundo


La Telaraña en El Mundo.
 
 No sé cuántos artefactos nucleares nos rondan por ahí afuera. Tampoco cuántos virus más o menos expansivos y letales burbujean en las hornacinas de algún laboratorio del infierno. Mientras tanto, el vals espacial de las constelaciones sigue dibujando trayectorias inverosímiles que sólo podemos disfrutar si somos capaces de olvidar la posibilidad estadística de la colisión, el colapso de los sentidos, el advenimiento cegador de alguna luz terrible y su oscuridad absoluta.
 Quiero decir, pues, que no me pilló por sorpresa el nuevo Fin del Mundo anunciado para el pasado miércoles, 23 de septiembre. Otra gran catástrofe que llevarme al gaznate y que sumar, como mínimo, al efecto dos mil del 2000, a la cabalística de Nostradamus en 2006 y a las profecías mayas en 2012. Ahora son Malaquías, la simbólica reunión de Francisco y Obama, las mutaciones del Gran Colisionador de Hadrones y algún que otro delirio sobre cometas errantes los que nos demuestran las ganas que tenemos de cambiarlo, de una vez, todo por nada y seguir, después, tan tranquilos. O no seguir.
 Me tenía, no obstante, preocupado que este fin del mundo tuviera la poca delicadeza de llegar a ocurrir y privarnos, así, de contemplar el gran advenimiento de la independencia en Cataluña. Hubiera sido una putada mayúscula que algún nacionalismo opresor, central y hasta cósmico tuviera la desfachatez de impedirnos descubrir que los catalanes, en definitiva, son como los escoceses. Una gente bastante civilizada con infinidad de matices. Como todos.
 

 

 

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martes, septiembre 22

El monolito


La Telaraña en El Mundo.
 
 En ocasiones, a un país le crecen hasta los enanos y, entonces, el espectáculo general se resiente. Llega al poder gente extraña con un más que extraño orden de prioridades en su mollera y la opinión pública acaba por no entender casi nada. No ayuda, tampoco, que el guión deba de pasar varias veces, inexorablemente, por el afiladísimo tamiz de las redes sociales y que lo poco que le sobrevive acabe destilando, tras los análisis, los exabruptos y los memes de Twitter o Facebook, un hedor a materia descompuesta que nos resulta  insoportable.
 Es entonces cuando, en el ámbito general, por ejemplo, a un director de cine como Fernando Trueba se le ocurre tirar de ego y abusar de su minuciosa mirada oblicua. Comprendemos que le sea muy útil el dinero y que con la euforia de los premios nacionales se le vaya España entera al sumidero. No hay peor tonto que el que se cree tan importante como para impartir cátedra sin que se lo pidan.
 Así las cosas, trasladarse al ámbito local tampoco mejora las cosas. El Govern de Barceló y Armengol, el Ayuntamiento de Hila, el Consell de Ensenyat y de nadie más, el grueso batiburrillo de Huertas y Jarabo van demoliendo la realidad como si su logística se circunscribiera a un monolito de piedra en Sa Faixina. Aina Calvo lo limpió hace años, pero tanto da. Nadie se cansa de amanecer en el pasado y observar el monolito del eterno retorno justo al lado; del lado de los sueños, las circunvalaciones del progreso, el estúpido error de creer en la verdad y, aun así, sentirse originales.

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viernes, septiembre 18

El cortijo de IB3


La Telaraña en El Mundo.
 
 Que PSIB, Podemos, MÉS per Mallorca y MÉS per Menorca (es decir, el Govern y todas sus circunstancias al completo) se pongan de acuerdo en algo, aparte de en la magnífica ficción de gobernar este archipiélago, dejado de la mano de Dios mucho menos que de la de los hombres, nos asombra. Casi que nos emociona. Nos parece notable que el gobierno sepa distinguir entre lo importante y lo accesorio, entre lo que se va acumulando en las esquinas lascivas del día a día y lo que se acaba diluyendo, inexorablemente, por los oscuros desagües de la existencia hacia no se sabe qué vacío, locura o abismo. ¿Dónde?
 No importa, pues, si existen divergencias sobre algo tan barroco como la regeneración política. Hay embrollos que no se desmadejan en dos días. Tampoco importan demasiado las vacilaciones y hasta los desencuentros en educación, urbanismo, trabajo, movilidad o política turística. Total, el mundo no se hizo en tres días y, además, no hay dinero para casi nada y la culpa, por supuesto, es del anterior ejecutivo. Faltaría más.
 En lo que sí están de acuerdo, al parecer, es en la importancia (no sé si política, educativa o espiritual; es decir, ni una cosa ni la otra) de la televisión pública en las islas. Lo ha dicho David Abril, tan locuaz como siempre, al criticar el nombramiento de Antoni Bauzá como nuevo director del ente: «IB3 no es cortijo de nadie». Esta opinión de Abril nos parece reveladora, porque no hace sino confirmarnos de quién quiere el Govern que sea el cortijo. Suyo y de nadie más. Por supuesto.
 

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martes, septiembre 15

Nómadas y carceleros


La Telaraña en El Mundo.
 
 En no pocas ocasiones he usado a los nómadas como metáfora para traspasar el artificio conceptual de las fronteras, sus aduanas y visados, su peaje territorial, su papeleo ensimismado de nombres, fechas, estirpes, etnias, la foto sellada en el pasaporte del alma como en las páginas escuálidas de las cartillas de racionamiento, las colas migratorias, el desembarco de los que no tienen otro lugar que el que usan, finalmente, para poner sus pies en polvorosa.
 Es muy posible, no obstante, que la vieja letanía romántica del nomadismo haya dejado de servirme, porque ya no quedan nómadas entre nosotros y las multitudes que buscan su paraíso perdido en el corazón maltrecho de Europa son gentes que huyen de la guerra y el hambre que está en todas partes, en sus países de origen y en sus lugares de destino, en el remolino de su interior, tan atormentado de quimeras como de decepciones. Así es, quizá, la vida; y la terrible exigencia de huir a tiempo y sin mirar atrás, para que ninguna maldición nos alcance y una gran mochila de sueños mutilados nos encorve la espalda.
 Pero no hace falta, de hecho, ninguna mochila para aplastarnos el ánimo. Nos basta con escuchar a Miquel Ensenyat, en su papel de cónsul máximo en plena diada del nacionalismo territorial más extremo, para concluir que ya no existe El Dorado. La sociedad actual en que vivimos, hasta la que presume de más civilizada, es sólo un laberinto de cárceles donde la libertad, por desgracia, se ha acabado convirtiendo en un estúpido y pesado manojo de llaves.
 

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viernes, septiembre 11

El infierno


La Telaraña en El Mundo.
 
 La situación sería cómica si no pudiera acabar, por desgracia, en tragedia. O en persistente drama, al menos. Hoy comienza la pantomima de la secesión en Cataluña y, aunque uno no crea en las revoluciones impuestas desde la ficción patológica del propio poder, tampoco se atreve a infravalorar la influencia del proselitismo, la educación sectaria y la inercia tribal convertida en seña única de identidad. En cántico. Bandera. Raíz. Hay todo un infierno tras esos pocos conceptos.
 Nuestro Govern, por ejemplo, también sabe lo que es el infierno. Si tanto PSIB como Més llevaban cuatro largos años enfundándose la camiseta verde contra el trilingüismo del PP, resulta desolador que esa misma camiseta se la enfunden, ahora, los recién llegados de Podemos, para mostrar su incomprensible apoyo al nacionalismo lingüístico (y los afilados intereses económicos) de la Assemblea de Docents, a la vez que para mantener en alerta a sus aliados, que no socios, de gobierno. Con aliados así no hace falta oposición alguna.
 Todo esto sucede (caos general, al margen) mientras los familiares y amigos de una u otra parte, tanto aquí como en Madrid, Barcelona o más allá, van colapsando las listas adjuntas al poder y la imagen misma del poder se va convirtiendo en algo como muy familiar y hasta entrañable; no sabemos si ese viejo nepotismo sigue siendo válido para humanizar la faz del poder y escapar de su infierno. Nos tememos que todo suele acabar regresando como en el reflujo de una pesadilla. Al menos, mientras no se despierta.

 

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martes, septiembre 8

El club del 27


La Telaraña en El Mundo.
 
 Supongo que la destrucción o la muerte nos fascinan igual que nos aterran. Me doy un baño doméstico de mitología y repaso algunos videos de Janis Joplin y Amy Winehouse. Ambas murieron por esa sobredosis de vida que constituye, a veces, la muerte, a la temprana edad de 27 años, pero tuvieron tiempo de cantar como diosas de un cielo que no llegó a existir para ellas, porque tampoco ha existido para nadie. Pero eso, quién lo sabe.
 No obstante, hemos de reconocer que acostumbramos a pasar momentos muy felices, instantes donde nada importa demasiado porque todo fluye sin que intentemos capturarlo. Es entonces que bordeamos el abismo de la inconsciencia, que es una forma como otra cualquiera de dejar que el mundo siga dando vueltas como siempre, es decir, sin nuestra intervención; nos encanta, cómo no, especular con la fragilidad y con nuestros límites y hasta jugar a traspasarlos como si se pudiera ir más allá y volver como si nada. Es posible que se pueda, pero nos echa muy atrás que nadie haya logrado emprender ese viaje y regresar, además, para contárnoslo.
 En estas, Septiembre empieza a exhibir sus cielos plúmbeos y la fecha del próximo día 27, otra vez ese número tan frágil, refulge con el color de las grandes ocasiones. Las últimas encuestas sobre las elecciones catalanas nos sitúan en el fiel mismo de una independencia que si se sube al escenario se encontrará con la voz rota de los espectros suicidas de Joplin o Winehouse y nos recordará, inequívocamente, a Kurt Cobain. El club de los 27 al completo.

 

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viernes, septiembre 4

Los náufragos de Cort


La Telaraña en El Mundo.
 
 De vez en cuando la muerte se queda quieta y va alguien y le saca una fotografía y en esa nítida imagen, en ese cadáver de un niño sirio que casi parece de madera, se llama Aylan Kurdi y yace donde la espuma rompe sobre la arena, acabamos reconociendo nuestra propia imagen y la de la humanidad entera, demacrados y taciturnos, desfigurados; y es, entonces, que Aylan se multiplica y todos nuestros hijos se llaman también Aylan y nos duele ver que han desembarcado en la lejana orilla del desamparo, en el abismo criminal de nuestras guerras, nuestra soledad e insignificancia.
 Pero toca escapar de la hipnosis y de la quietud fotográfica y observar el paisaje, alrededor. Los nuevos inquilinos de Cort han acordado ofrecer Palma como ciudad de acogida, sin encomendarse a dios ni al diablo. Ni al gobierno de Rajoy, que es a quien atañe el asunto. Aquí no se sabe, pues, si sobran turistas, como ya se nos dijo, o si faltan refugiados; y yo no sé si criticar tanta demagogia o si desentenderme de todo y firmar en el tablón de los más solidarios, de las víctimas incurables, de los que creen que el mundo perdió la brújula hace ya demasiado tiempo y no hay cura para tanta infección acumulada, tanta barbarie y absurdo.
 Si Cort quiere refugiados o náufragos puede buscarlos en pleno centro de Palma. Hay bastantes mendigos, por ejemplo, durmiendo bajo las escuálidas gradas de la Plaza de los Patines. He hablado con algunos de ellos y no son sirios ni afganos, pero llevan en guerra desde siempre. Sobre todo, consigo mismos.

 

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martes, septiembre 1

El show de Ensenyat

 
La Telaraña en El Mundo.
 
 Por desgracia, también la democracia tiene sus efectos colaterales. Así, la retorcida contabilidad de los pactos postelectorales nos ha deparado en Baleares, al igual que en tantos otros sitios, la irresistible ascensión hasta la cúspide de la pirámide institucional del poder de gentes que atesoran, a la vez, una representatividad mínima y una preparación personal que no va más allá de la monótona letanía de sus tres o cuatro dogmas de fe, su breviario de ofensas y rencores, su catálogo esencial de banderías.
 Por eso no debiera extrañarnos que Miquel Ensenyat, a la primera entrevista seria que le han hecho desde que es presidente del CIM, vaya y la lie gorda, sin paliativos. Desde sus exabruptos sobre lo carísimo que nos resulta España hasta la grotesca fábula de los extremeños en sus gloriosos bares, todo el universo de Ensenyat se contrae, ceñudo, en un mar enrarecido de tópicos nacionalistas e independentistas, una trastienda de artefactos unidimensionales, planos, el áspero mensaje monolítico de las bandas callejeras y territoriales aplicado a una colectividad que ya sólo puede ser global o no ser. Definitivamente.
 Con todo, el paisaje extremo, que no extremeño, de los nacionalismos existe, va llenando de vallas de espinas y odio los confines de Europa y hasta es muy posible que logren llegar a su centro, a su alma, quizá al origen mismo de su espíritu. La noche de las tribus enloquecidas nos acecha con sus hogueras en llamas, su fatuo populismo y su alba aplazada hasta no se sabe cuándo. Vaya show.

 

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